Mientras productores y exportadores todavía calculan cuánto café no se pudo cortar en el ciclo 2016-2017 por la escasez de mano de obra, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) advierte que mientras no se resuelva la escasez de mano de obra, que se agudiza en cada cosecha, el sector no debe ampliar sus plantaciones. De hacerlo, podría enfrentar graves pérdidas en el futuro.
A través de una encuesta realizada a 55 productores, en su mayoría dueños de plantaciones que contratan a más cien cortadores cada uno, Funides determinó que en el ciclo 2015-2016 el 38.2 por ciento no pudo completar la mano de obra requerida. Pero en la cosecha 2016-2017 —que concluye el próximo 30 de septiembre— el 70.9 por ciento no logró contratar a los cortadores requeridos.
Además, el 88.3 por ciento de los encuestados sintió la escasez de mano de obra. Y al analizar el fenómeno por región, en Las Segovias el 92.6 por ciento reconoció la carencia de cortadores. En Matagalpa el 91.6 por ciento y en Jinotega el 82.4 por ciento de los productores sufrió ese problema.
La investigación no determinó qué volumen de café se perdió por esta escasez, pero los exportadores calculan que fue entre 100,000 y 200,000 quintales, mientras que los productores estiman las pérdidas hasta en 500,000 quintales. Esta última estimación es superior inclusive a las pérdidas que habría ocasionado el ataque de la roya, que se calculó en 465,000 quintales en la cosecha 2012-2013, según el Promecafé.
Según el Ministerio Agropecuario, la actividad cafetalera en Nicaragua genera unos 300,000 empleos directos e indirectos.
Seguirán investigando
“No se obtuvo suficiente información para hacer una estimación nacional (de pérdidas)”, dice el economista de Funides, Camilo Pacheco, y añade: “Pero estamos trabajando para hacer un diseño de investigación que nos permita explorar más a profundidad estos detalles… Ahora tenemos elementos para ir a buscar en ciertos territorios del país las voces de otros productores, incluso pequeños y la de los cortadores para averiguar por qué están migrando a otras actividades”.
José Ángel Buitrago, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Nicaragua (Excan), calcula que entre 100,000 y 200,000 quintales se habrían “caído” en esta cosecha porque no hubo manos para cortarlo.
“Eso es un montón de plata perdida y creo que si la productividad sigue mejorando y pasamos el umbral de los tres millones de quintales de café exportable vamos a empezar a tener graves problemas”, admite Buitrago, quien calcula la actual cosecha hasta en unos 2.6 millones de quintales exportables.
Por su parte Aura Lila Sevilla Kuan, presidenta de la Alianza Nacional de Cafetaleros de Nicaragua (ANCN), considera que entre 400,000 y 600,000 quintales se habrían perdido por la falta de mano de obra.
“El problema es grave”
“Por tanto estamos claros que el problema de la mano de obra es grave, porque estas pérdidas impiden que los productores cumplan con sus obligaciones crediticias y eso es grave para el sector”, sostiene Sevilla.
Teniendo en cuenta que en los últimos ciclos la carencia de cortadores se ha agudizado, Funides considera que para evitar pérdidas mayores en el futuro el sector debe emprender acciones inmediatas.
Entre las medidas señala buscar asistencia técnica para evitar que las implicancias del cambio climático sigan provocando floraciones y maduración temprana, ya que esto adelanta las fechas del corte y las hace coincidir con otras como la zafra azucarera, las cosechas de granos básicos, tabaco, maní y otras actividades agropecuarias “más atractivas” con las que el café competirá en desventaja.
“Además de tratar de mantener los tiempos tradicionales otra recomendación es revisar los procesos de corte y selección del grano para aprovechar al máximo la mano de obra de los cortadores, pero desarrollando mecanismos que garanticen la calidad. Y finalmente, deben proveer beneficios sociales a los trabajadores, porque si van a competir con otros sectores tienen que ser atractivos”, asegura Pacheco.
Requieren inversión
En este sentido, Funides considera que el establecimiento de guarderías, enfermerías, comisariatos y centros de entretenimiento, entre otros servicios, son necesarios ya que son muy pocas las fincas que actualmente los ofrecen.
Sevilla reconoce que estos beneficios sociales facilitan la contratación de mano de obra. No obstante, sostiene que por el vaivén de los precios en el mercado internacional los productores están “descapitalizados”, por tanto no están en condiciones de invertir en la infraestructura que aconseja Funides.
Pero según Pacheco se podría buscar algún tipo de alianzas, incluso público-privadas y el apoyo de la cooperación internacional para garantizar a través de los gremios el establecimiento de la infraestructura que se requiere para garantizar estos beneficios.
“Realmente este es un tema que tiene que estudiarse más en detalle, sobre la capacidad que tiene el sector para proveer estos beneficios sociales. Cada productor tiene que revisar hasta dónde puede avanzar para garantizar estos beneficios a sus trabajadores”, dice Pacheco.
Conatradec podría intervenir
Buitrago y Sevilla coinciden con Funides en que es necesario investigar a fondo las causas de la escasez de mano de obra, para definir estrategias que frenen el problema.
“Lo plantee en la Conatradec (Comisión Nacional de Transformación y Desarrollo de la Caficultura) y todos estuvieron de acuerdo, incluso la Conatradec podría participar en contratar o capacitar a alguien para que haga el estudio. Pero es imperioso hacerlo porque esta escasez se viene agudizando año con año y hay que buscar soluciones”, dice Buitrago.
Sevilla en cambio considera que también se debe analizar qué está pasando con la productividad de la mano de obra. A la escasez hay que sumarle que en cada cosecha las jornadas son más cortas y que mientras realizan sus actividades los trabajadores se distraen con otras actividades, incluso el uso de los teléfonos celulares.
Proporcionar estos beneficios depende de cuánto se invierta, pero Pacheco considera que esto no pone en desventaja a los pequeños productores, porque ellos contratan muy poca mano de obra, pues utilizan mano de obra familiar.
Hay que frenar expansión
Ante este panorama Funides advierte que antes de considerar cualquier plan de expansión se debe resolver el problema de la reducción de mano de obra, ya que todo indica que habrá menos disponibilidad en los próximos ciclos.
“En el contexto actual ampliar las plantaciones podría generar dificultades en el futuro. Antes tienen que definir las alternativas para no quedarse cortos con la mano de obra”, dice Pacheco.
Además insiste en que “si se quiere duplicar la producción, la escasez de mano de obra es un obstáculo relevante”, concluye Pacheco.
Principales causas
Según encuesta realizada por Funides la paga promedio por lata de café cortado subió 13.1 por ciento en la cosecha 2016-2017 al ubicarse en 40.50 córdobas. En el ciclo previo se pagó en 35.80 córdobas.
Además, en el ciclo actual el 98 por ciento de las fincas encuestadas dio comida y alojamiento a los trabajadores. El 67 por ciento dio transporte. El 56 por ciento entretenimiento (principalmente televisión). El 47 por ciento enfermerías. El 35 por ciento guarderías y el 11 por ciento comisariatos.
Pese a esto la escasez de mano de obra se incrementó. Provocada principalmente por la migración a países vecinos y a otras actividades como construcción, comercio y zona franca. La recepción de remesas y de paquetes alimenticios a través de programas gubernamentales. Y porque las nuevas generaciones prefieren no seguir los pasos de sus padres y hacer cosas nuevas.
Determinar consumo
José Ángel Buitrago, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Nicaragua (Excan) considera que para definir acciones para frenar la escasez de mano de obra para cortar la cosecha de café es fundamental determinar cuánto café se consume localmente. Hasta ahora solo se cuantifica el volumen del grano que se exporta. “Y el consumo local ha crecido considerablemente porque hay una visible proliferación de cafeterias tanto en Managua como en el resto del país. Entonces hay que calcular el consumo local para sumarlo a las exportaciones para saber en realidad cuanto es lo que se produce y cuanto ha mejorado la productividad que se cree en los últimos años pasó de once a quince quintales por manzana”, dice Buitrago.
Fuente: La Prensa