Omar Rojas es productor de cacao en la finca El Brene, ubicada en la comunidad Las Colinas, del municipio de El Castillo, Río San Juan. Regularmente su producción era de 12 quintales de cacao seco anuales por manzana cultivada, en la actualidad logra 22 quintales, después de desarrollar en sus cultivos técnicas de injertación, poda, fertilización y clasificación de suelos.
Para alcanzar esos resultados ha sometido sus áreas de cultivo a un proceso de repoblación de plantas de cacao con variedades de mayor rendimiento y consideradas resistentes a las plagas y enfermedades propias del cultivo.
“Hay plantas que no echan mucho entonces se injertan con plantas de mayor rendimiento, para que haya una producción pareja entonces nosotros tenemos bastantes talleres y conocimientos que nos han ayudado a salir adelante. Comencé sembrando dos manzanas ahora tengo seis y voy a ampliar a ocho manzanas”, afirmó Rojas, quien antes se dedicaba plenamente en la producción de frijol y maíz.
La diversificación de la finca con la inclusión de cacao se ha traducido en una mejora en su economía, pues asegura que los ingresos de su familia, conformada por cuatro personas, pasó de unos 15,000 córdobas anuales a 120,000 córdobas.
Ese impacto en el desarrollo económico se replica en los 750 productores que son parte del programa de Gestión Rural Empresarial, Seguridad y Medio Ambiente en la Región del Atlántico (Progresa Caribe) ejecutados con fondos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y el consorcio es integrado por Catholic Relief Services, Technoserve y Lutheran World Relief (LWR) y las acciones programáticas son ejecutadas por el Instituto de Desarrollo para la Democracia (Ipade).
“El proyecto fue diseñado en dos etapas para poder evaluar el alcance que se tuvieron el grupo temprano que fueron los 516 productores que iniciaron octubre 2015 a marzo 2017, para poder compararlos con el grupo control que es el grupo tardío que empezaron en abril de 2017. Así hacer una comparación con productores con intervención del programa y productores sin intervención del programa y evaluar el impacto que ha tenido ”, dijo Ricardo Godoy Gross, coordinador de Progresa Caribe.
Dennis Daniel Venavides es otro de los productores que en poco tiempo ha logrado mayores rendimientos en sus plantaciones de cacao, pues en un inicio sacaba de cinco a seis quintales de cacao seco por manzana y al menos este año alcanzó 12 quintales, pese a las afectaciones que dejó el huracán Otto.
“Cuando los sembramos (cacao) lo hicimos y no teníamos idea de cómo tratarlo, pero fuimos buscando alternativas de mejoría, entonces fuimos viendo que era rentable le fuimos poniendo interés y ya con los organismos aprendimos sobre el manejo, de la asistencia técnica, de la producción exacta y ahí vamos aprendiendo”, expresó Venavides, de la finca El Socorro, en la comunidad La Venada, del municipio de San Carlos.
Godoy explica que parte de los resultados del trabajo que han realizado es “que al comparar a los del grupo temprano con los del grupo tardío vemos que hay un avance en la injertación en árboles adultos, la selección de árboles élite, la repoblación de áreas con cacao de buena calidad”.
Antes y después
En 56 comunidades que pertenecen a los municipios de El Castillo y San Carlos es donde se desarrolla Progresa Caribe. En la primera etapa trabajaron en 44 comunidades donde se entregaron alrededor de 25,000 plantas de cacao y en la segunda etapa pretenden entregar diez mil plantas en 12 comunidades.
“Estamos metiendo clones declarados altamente productivos, resistentes a las enfermedades y que tienen compatibilidad, lo que es vital para el desarrollo y funcionalidad en las áreas de desarrollo”, explicó Andrés García, técnico del Ipade.
Ezequiel Inestroza, especialista en injertación, explica que otro de los beneficios de realizar injertos en plantas adultas es que se logre el ciento por ciento de la productividad, pues en la actualidad por la falta de implementación de esa técnica hace que solo el setenta por ciento de la producción se dé y el treinta por ciento restante se pierda.
“Aparte de aumentar la sostenibilidad, el cacao es un rubro que tiene una vida útil de 30 años que va a sacar producción y contribuye a que no es muy vulnerable a los cambios climáticos como es el arroz, frijoles y maíz además que evita el avance de la frontera agrícola”, señala Juan Lazo, técnico de Ipade.
Se mejora la cadena
Pero el desarrollo del cacao en esos dos municipios de Río San Juan no se enfoca solo en la productividad también impulsan los controles de calidad en la pos cosecha, que radica en el corte y acopio del grano pues ese momento determina la calidad, aroma y sabor del cacao que se produce.
“Nosotros tenemos un enfoque de trabajo que tiene que ver con la cadena de valor, trabajamos todos los eslabones de la producción, la pos cosecha y la comercialización por eso estamos trabajando también en la calidad, eso nos va a permitir a tener acceso a nuevos mercados a mejores precios y eso se traduce en una mejora de las condiciones de vida de las familias”, añadió Godoy.
“Aquí nosotros clasificamos el grano que es para el proceso de fermentación para las empresas exportadoras y el grano de baja calidad se deja para el consumo interno o mercado local. Lo que siempre cuidamos es la calidad en nuestro producto”, señaló Agustín Pérez, responsable de la Cooperativa de Desarrollo Productivo del San Juan (Coodeprosa).
Julio Cordoncillo, vocal de la Coodeprosa, ubicada en la comunidad el Castillo, indicó que en los últimos años el cacao que producen en esa zona se lo venden a la empresa Ritter Sport, pero pretenden alcanzar otros mercados a mediano plazo, pues esa cooperativa ganó el primer lugar como el cacao más fino de Nicaragua, lo que le permitirá participar en los Premios Internacionales de Cacao 2017.
Multiplican saber
La práctica de las técnicas de manejo en las fincas demostrativas ha permitido que el ochenta por ciento de las capacitaciones se hagan bajo el lema “Aprendiendo haciendo” y el otro veinte por ciento es teoría. Isidro Betancourth es uno de los productores capacitados por técnicos del Ipade, pero que en la actualidad ha logrado ser promotor en su comunidad como parte del trabajo de ampliación de acompañamiento en los procesos de producción. “Nosotros les enseñamos en las plantaciones de cómo injertar, cómo cortarlo adecuadamente, todo eso le ayuda al productor a sacarle provecho a su cosecha” dijo.
A detalle
Tres cooperativas y una asociación y productores individuales son parte de Progresa Caribe: la Cooperativa de Desarrollo Productivo del San Juan (Coodeprosa), Cooperativa de Productores de Cacao Familias Unidas de El Castillo (Cooprocafuc), Cooperativa de Servicios Múltiples Reserva Indio Maíz (Coosermucrim) y la Asociación de Hermanamiento El Castillo (Asiherca).
Los 750 productores de cacao abarcan 614 hectáreas en los comunidades del municipio El Castillo y San Carlos.
Fuente: La Prensa