Mientras en Nicaragua como en el resto del mundo las condiciones ambientales de las zonas aptas para la producción de café continúan variando —como consecuencia del cambio climático— especialistas insisten en que una nutrición y manejo adecuado son el mejor escudo para garantizar la sobrevivencia del cultivo.
“Un cultivo de café que no esté bien nutrido puede expresar solo en veinte o treinta por ciento de su capacidad productiva. En la medida en que se mejora la nutrición no solo va a expresar esa capacidad que puede pasar de veinte hasta sesenta quintales (por manzana), pero también va a mejorar la calidad”, dice Víctor Hugo Ramírez Builes, director técnico para café de BU Latin America.
Ramírez señala que el grano “al estar mejor nutrido estará menos susceptible al ataque de roya y otras plagas y enfermedades y requerirá menos aplicaciones de químicos, lo que le ahorrará recursos y además beneficiará al ambiente”.
Sin embargo, la carencia de un laboratorio especializado que determine los requerimientos puntuales del suelo y las plantas impide a los cafetaleros nicaragüenses proporcionar la nutrición requerida.
Para el caficultor Víctor Robelo, pese a los esfuerzos que se realizan para nutrir adecuadamente las plantaciones y aunque en algunos casos se ha logrado mejorar la productividad, con respecto a la calidad el sector seguirá enfrentando obstáculos porque el país carece de un laboratorio que permita determinar las necesidades específicas de las plantaciones y de los suelos.
Se requiere laboratorio
“Mientras no tengamos un laboratorio en el país no podremos determinar con claridad las bases, los suelos, los tipos de suelos, qué análisis de suelo y qué tipo de fertilización necesitamos. Actualmente solo tenemos casas comerciales que nos recomiendan el producto que más nos conviene, pero nos hace falta el laboratorio que nos diga realmente qué necesita la planta”, lamenta Robelo.
Mientras ese laboratorio se instala, el sector seguirá nutriendo sus plantaciones de forma “empírica” y “en realidad lo que sería interesante es poder medir ese resultado del desempeño, para saber de una forma más exacta los requerimientos puntuales para llevar un protocolo que nos permita hacer el mejor uso de los productos maximizando los recursos y a la vez reduciendo los costos para hacer la actividad más rentable”, dice Julio Peralta Salomón, gerente de comercialización de Peralta Coffees.
En tanto, Ramírez admite que “la nutrición no es la solución a todos los problemas, pero le ayuda a prevenir muchos de ellos… En muchos casos la prioridad de los productores no es la nutrición, sino la renovación, el manejo de la sombra, la renovación de tejido, el manejo fitosanitario y por último la nutrición, pero esto debe cambiar porque la nutrición juega un papel muy importante”.
Además la nutrición adecuada permite enfrentar de mejor manera las amenazas de enfermedades y plagas, que incluso en algunos casos han comenzado a mutar y a hacerse más resistentes debido al uso de químicos.
“Muchas veces el problema es que los productores usan fuentes inadecuadas porque son más baratas, pero son menos solubles y tienen dosis más bajas, entonces la consecuencia es que sus cafetales tienen menor capacidad de resiliencia y de adaptarse a las nuevas condiciones del clima y de enfrentar enfermedades”, advierte Ramírez.
Las cantidades exactas
Según el especialista, una correcta combinación de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, boro, cinc y azufre que garantice uniformidad y calidad en la aplicación asegura una nutrición adecuada. Pero aclara que no existe una dosis fija que garantice la efectividad.
Es ahí donde debe prestarse especial atención porque la aplicación de un mayor o menor porcentaje al requerido de alguno de estos minerales incidirá directamente en la calidad del grano.
“Por ejemplo el aluminio y el cloro afectan de forma negativa la calidad. Sin embargo, el cinc y el calcio inciden en forma positiva. Entonces los caficultores deben tener dominio de esta información para que a la hora de fertilizar manipulen un poco el programa de nutrición para incidir de forma positiva en la calidad”, dice Rolando Ureña, gerente técnico comercial, Centro América y el Caribe Crop Nutrition, BU Latin America.
El requerimiento de estos nutrientes varía, porque es la zona la que define el potencial productivo, que puede ser alto, medio o bajo, y el grado de habilidad para producir cafés de mejor calidad. Esto conlleva a que cada zona tenga un programa de nutrición variable.
Generar conocimiento
Determinar los requerimientos nutricionales de cada plantación, según los especialistas, requiere conocer el sistema de producción. Eso incluye cómo es y cuántas plantas tiene sembradas el cafetal, cómo se maneja la sombra, qué tipo de suelo tiene y cómo son las condiciones climáticas.
Al integrar toda esta información se puede determinar un programa de nutrición acorde a las necesidades de esa plantación.
“Por eso es necesario generar conocimiento alrededor de la nutrición y tener una muy buena formulación de la materia prima que garantice en principio un primer buen resultado que es una adecuada aplicación”, dice Ramírez.
Por su parte Ureña refiere que generar conocimiento sobre el buen uso de los fertilizantes como nutrientes y transmitirlo es fundamental para garantizar la producción de un café de calidad.
“Porque no tiene sentido tomar una taza de café contaminada con algún mineral, porque no olvidemos que los vegetales arrastran del suelo lo que se aplica. Entonces hay que saber que si nutro mal la plantación tomaré un mal café”, sostiene Ureña.
Pocos están preparados
Para Ureña además de la amenaza del clima otro gran problema que enfrenta el café es que los productores tienen muy poco conocimiento. “Muchos creen que producir café es echarle un saco de abono y después ir a recoger el café. Eso no puede continuar, hay que dar más capacitación, generar más información y transmitirla para que el productor fertilice y lo haga bien”, advierte Ureña.
Para Ramírez, en Nicaragua como en el resto de América Latina solo los “caficultores empresariales” que tienen un mayor nivel de conciencia sobre su cultivo y su empresa son los que están preparados para adaptar su negocio a las nuevas condiciones climáticas.
Pero la gran mayoría por los bajos niveles educativos siguen manejando la actividad de forma muy tradicional y los que tienen niveles de formación media o alta no ejercen la administración directa del sistema de producción, por tanto no tienen capacidad de llevar la información básica, como lo hacen los llamados productores empresariales que son los más exitosos.
“El problema es que en América Latina la gran mayoría de caficultores no conocen su negocio, no conocen indicadores básicos de su negocio como sus costos de producción por quintal, el punto de equilibrio de su producción o su mayor potencial productivo, tampoco conocen los factores básicos que influyen positiva o negativamente en su productividad”, advierte Ramírez.
Este desconocimiento, según los especialistas, los coloca en una posición no adecuada para asumir los riesgos y los cambios, no solo provocados por el clima sino también por el precio, ya que esta actividad está expuesta a las fluctuaciones del precio internacional y de las tasas de cambio.
Ureña advierte que además de los desafíos que provocará el cambio climático quienes producen café y otros alimentos enfrentan otros retos como el crecimiento poblacional que los obliga a producir más alimentos con los mismos o menos recursos y estos deben ser de calidad.
Sí se puede lograr
“Ese es un cambio que sí se puede hacer, solo se necesita la decisión de todas las partes: los gobiernos, los agricultores y de los consumidores que están obligados a preguntar qué contiene el café, frutas o cualquier otro alimento que compren”, advierte Ureña.
En tanto Robelo considera que la herramienta principal que los caficultores del país deberían tener es un laboratorio donde se pueda analizar agua, suelo, hojas, y toda la parte vegetativa de las plantaciones para que a partir de esa información se determine la aplicación de cualquier producto.
Por su parte, Peralta reconoce que los caficultores locales no pueden seguir produciendo de forma empírica.
“Por el tema de clima y enfermedades y no digamos por la variabilidad del precio, la caficultura se ha vuelto tan compleja que no podemos dar pasos en falso, porque un paso en falso dos o tres años consecutivos puede ser el fin de un caficultor, entonces es importante que nos enfoquemos en más ciencia, que se promueva la investigación, no podemos seguir en el empirismo”, sentencia Peralta.
Químicos habrían hecho mutar a la roya
Ante el reciente anuncio del Instituto Hondureño del Café (Ihcafe), de que en algunas zonas cafetaleras de ese país se estaría desarrollando una nueva raza de roya, que incluso podría trasladarse a Nicaragua, Víctor Hugo Ramírez Builes, director técnico para café de BU Latin America, dice no haber confirmado la información, pero no duda que sea real y atribuye su aparecimiento al mal manejo de la plaga.
“Es posible que haya nuevas razas de roya, pero estas nuevas razas están asociadas al mal manejo de la enfermedad, porque en la medida en que una plantación esté deficientemente nutrida está más susceptible al ataque de la enfermedad y eso llevará al productor a hacer más aplicaciones de químicos y el control químico favorece la mutación del patógeno y después este será más agresivo”, explica Ramírez.
Fuente: La Prensa