La carencia de una política nacional que encabece los esfuerzos de adaptación de la ganadería a las nuevas condiciones climáticas, entorpece el desarrollo de las acciones que se realizan, agudiza la vulnerabilidad del sector y eleva las posibilidades de afectaciones económicas por merma en la producción y la productividad, según representantes del gremio.
Esas afectaciones en el futuro serían provocadas por el incremento de las temperaturas, los cambios en los patrones de las precipitaciones y el aumento de períodos de sequía extrema.
“Al final las políticas se van haciendo, que no existan no significa que no puedan existir en un futuro. Creo que poner el tema del cambio climático en el mapa va ayudar a ponerlo en el tapete y esa es un poco la intención del documento”, sostuvo el director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), Juan Sebastián Chamorro, al concluir la presentación del estudio Cambio climático en el sector ganadero de Nicaragua, del riesgo climático a la adaptación basada en ecosistemas.
Nicaragua, uno de los países más vulnerables
El estudio advierte que en las últimas diez ediciones del Índice de Riesgo Climático del German Watch, Nicaragua ha sido enlistada como uno de los diez países más vulnerables ante el cambio climático. Además, entre 1990 y el 2015 el país fue afectado por 48 desastres meteorológicos que provocaron pérdidas económicas cercanas a los 1,777 millones de dólares.
“Ante estas cifras se hace evidente la necesidad de los sectores económicos, sobre todo del sector agropecuario, de adaptarse a la variabilidad y al cambio climático. Un enfoque costo-eficiente es el llamado Adaptación basada en Ecosistemas (AbE)… que generalmente se define como el uso de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos como parte de una estrategia de adaptación integral, que ayuda a las personas a adaptarse a los efectos adversos del cambio climático”, indica el estudio.
El estudio, según Chamorro, lo que resalta son temas de los “que se ha hablado mucho y de los que hay evidencia científica, solo los hemos sintetizado más hacia el caso específico de Nicaragua y lo que se quiere es resaltar una voz de alerta para que se definan políticas públicas y privadas, financieras, productivas y de infraestructura para que se ejecuten”, explicó.
Es necesario firmar convenios internacionales
Para Ariel Cajina, directivo de la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo (Canislac), es urgente desarrollar políticas públicas que apunten hacia propuestas seguras para no dar bandazos. Pero admite que es un “problema” que el país se resista a firmar compromisos internacionales con el Acuerdo de París.
“Ese es el problema, que todo va vinculado y si por un lado pretendemos o decimos acá que existe la necesidad de desarrollar determinadas acciones para que la ganadería sea más sostenible desde el punto de vista climático, pero si tenemos ese tipo de limitantes (falta de compromiso de las autoridades) será más difícil y tal vez hasta imposible alcanzar los objetivos trazados”, advierte Cajina.
Para Solón Guerrero, directivo de la Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua (Faganic), independientemente de la importancia que tiene la información que recoge el estudio, lo relevante es el campanazo de alerta que da al sector productivo y también a las autoridades, academia y ciudadanía en general.
“Campanazo de alerta”
“Con este campanazo de alerta lo que podemos hacer es mejorar las políticas de cuido y leyes que fomenten el cuidado del medioambiente para que el efecto del cambio climático global no tenga el impacto que tendrá si seguimos haciendo las actividades de la ganadería como las hacemos actualmente, porque este es una alerta de lo que se nos viene si no hacemos cambios en la ganadería”, admite Guerrero.
Estos cambios, según el dirigente de Faganic, deben involucrar a todos los actores e integrar políticas gubernamentales. “Se puede hacer mucho, hay mucha voluntad del sector ganadero, si se sale al campo se ven los esfuerzos que ya se están realizando, la ganadería ya no es como en otros tiempos, hay más conciencia ambiental y se están desarrollando acciones a pesar que no todos los ganaderos tienen acceso a esas líneas de crédito verde para financiar estas acciones”, dijo Guerrero.
Funides reconoce que el desarrollo de diversas acciones que de manera disgregada se realizan en el país, encarecen los esfuerzos de adaptación.
“Hay un problema de atomización de proyectos, que por su propia naturaleza si estamos hablando de servicios ecosistémicos, que si alguien está generando un beneficio a un tercero, debe estar dentro del mismo entorno geográfico porque si no, se pierde ese incentivo… pero creo que hay oportunidad porque se puede generar esa transferencia de recursos financieros; hasta ahora lo que ha habido son proyectos un poco tímidos que es necesario ponerlos en una política nacional de adaptación”, advierte Chamorro.
Además, estima pertinente crear mecanismos de mercado que faciliten el pago voluntario de servicios ecosistémicos. “Obviamente para que eso ocurra se necesita educación y conciencia ambiental”, admite Chamorro y añade que debido a lo cambiante de este panorama, “nos vamos a tener que adaptar de una forma o de otra”, dijo.
En tanto, Cajina considera que se debe priorizar el cultivo de pastos mejorados, que además de preservar los suelos secuestran más carbono que las especies forestales. “Para que a los ganaderos no nos sigan tildando de ser los principales contaminadores del medio ambiente. Por otro lado los centros de investigación y la academia deben asociarse para involucrarse en la investigación, por ejemplo en Brasil se está produciendo”, agregó.
Enfoque en ecosistemas
El estudio Cambio climático en el sector ganadero de Nicaragua, del riesgo climático a la adaptación basada en ecosistemas, realizado por Funides, además de alertar sobre las pérdidas que generarían al sector los efectos del cambio climático, busca integrar a los involucrados para el desarrollo de medidas conjuntas de adaptación, dice Roman Leupolz-Rist, coautor del estudio y economista principal de Funides.
“Estamos haciendo el llamado a todos los sectores para que se sumen a estos esfuerzos. Hay tanto del sector público como del privado diferentes iniciativas que bajo nuestra lógica deberían priorizar el enfoque basado en ecosistemas porque es mucho más costo-eficiente que los enfoques tradicionales”, dice Leupolz-Rist.
Añade que transferir tecnología exitosa de otros países es pertinente, pero sin descuidar el enfoque basado en ecosistemas, que además cuenta con financiamiento internacional. Y recomienda que este enfoque se incluya en todos los planes, programas y políticas relacionadas con el desarrollo del sector ganadero.
Fuente: La Prensa