Los salarios han incrementado significativamente pero esto prácticamente ha sido absorbida por la carestía de los alimentos.
La mayoría de los nicaragüenses estarían trabajando solo para comer, porque el salario promedio nacional ha crecido menos que el costo de los alimentos, señalan economistas. Los especialistas coinciden en que esta situación puede ser más grave para quienes laboran en el sector informal, cuyos ingresos son menores.
Según el Banco Central de Nicaragua (BCN), en 2007 una familia de seis personas —cuatro adultos y dos niños— necesitaba 4,493.7 córdobas para la compra de los 23 productos que componen la división de alimentos de la canasta básica nacional urbana. En 2016 se elevó en 86.93 por ciento, a 8,400.2 córdobas.
En cambio, el salario promedio de un trabajador formal en 2007 era de 4,957.2 córdobas y en 2016 fue de 9,263.1 córdobas, un crecimiento de 86.86 por ciento, indican las estadísticas del BCN.
El economista y catedrático Luis Murillo explica que la tendencia en los últimos diez años entre el salario y los alimentos radica en que los nicaragüenses destinan un 85 por ciento de sus ingresos para alimentación, lo que no les permite tener la oportunidad de ahorrar o invertir en educación.
“La canasta básica de alimentos y el salario mínimo van relativamente equiparados. La mayor parte de la economía de Nicaragua es de subsistencia, los ingresos que obtienen a duras penas les permiten a los consumidores obtener algunos productos de la canasta básica que mucha veces no les permite incluir vestuario”, dijo Murillo.
A eso se le suma que más del ochenta por ciento del mercado laboral se desarrolla en la informalidad y el subempleo.
“Dos tercios de la fuerza laboral tienen ingresos muy precarios, con ingresos pocos dignos y por muy pequeño que sea el aumento en los precios de los alimentos básicos, los impacta muy severamente porque sus ingresos no son de los que están creciendo en términos reales, sino son de los que se deterioran”, señala Óscar Neira, también economista y catedrático.
Afectaciones directas
La economista Adela Ubau explica que los bajos ingresos que hay en Nicaragua no dan la capacidad de ahorrar, invertir en educación, recreación a acceder a salud con calidad, pues literalmente permiten apenas subsistir.
“Después del 2007, el costo de la canasta alimentaria empezó a representar el noventa por ciento a más del salario promedio de un trabajador afiliado al INSS y en términos de comparación pasó a convertirse en el costo de la canasta básica más alta de Centroamérica. Por ser un indicador en la toma de decisiones, es necesario que se efectúen actualizaciones anuales sobre el patrón de consumo de los productos previo a iniciar las negociaciones del salario mínimo para cada uno de los sectores económicos”, señala Elizabeth Membreño, economista.
En 2007 el recién iniciado gobierno sandinista modificó la estructura de la canasta básica y la elevó a 53 productos y servicios que incluyen alquiler, agua, luz entre otros, y está diseñada para ser adquirida por dos salarios.
¿Qué consume realmente la población?
Arroz, frijol, aceite, azúcar, posta de res, posta de cerdo, carne de ave, pescado, leche fluida, huevos, queso seco, tortilla, pinolillo, pastas alimenticias, pan, tomate, cebolla blanca, papas, ayote, chiltoma, plátano verde, naranja y repollo, son los productos que componen la sección de alimentos de la canasta básica urbana, ¿qué cantidad de estos productos se consume realmente en cada familia? Deberían hacerse estudios al respecto, señalan los economistas, pues los que se hacen para valorar los niveles de vida de la población solo miden cuántas libras de arroz, frijoles, azúcar y litros de aceite compran, pero no se sabe cuánto de ello consumen.
“Hay que ver el nivel de nutrición porque podés comprar los productos de la canasta básica pero no necesariamente estás bien nutrido, tal vez estás comiendo mal. En lo que deberían enfocarse es en la nutrición y no meramente en el valor de las cantidades. Se debería enfocar de acuerdo al nivel de vida, ¿qué tipo de bienes básicos las personas están consumiendo? Con los resultados de estos indicadores se podría definir si realmente es lo que la población necesita, añade Neira.
En la vida real se come según los precios
A pesar de que la canasta alimentaria del país a nivel de Centroamérica es la que tiene mayor contenido energético, con 2,455 kilocalorías por persona, no todo poblador común tiene la capacidad de comprar todos sus productos debido a que eso realmente lo definen los precios, indican los especialistas. Cuando los precios se elevan, la población lo que hace es sustituirlos.
Los economistas señalan que la dieta del nicaragüense se basa en los carbohidratos porque sus precios son más bajos, mientras que alimentos que proveen las proteínas sufren de constantes alzas tales como la carne de res, carne de pollo, leche y huevos.
“La gente compra lo esencial: frijoles, arroz, aceite, azúcar; si el pollo sube de precio lo que hace es comprar queso y así sustituyen un producto por otro”, señaló Murillo.
Si se produce aquí,¿por qué tan caro?
Pese a que el ciento por ciento de los productos que constituyen la cesta alimentaria se producen en el país, los mismos nicaragüenses no sienten ese beneficio vía precios y es que según las fuentes consultadas, el gran problema que enfrenta el consumidor es la especulación de los precios que son determinados por los comerciantes debido a que no son regulados.
“Los perecederos son víctimas de la especulación de acuerdo con la temporada, sucede con la cebolla, chiltoma, tomate, papas y otros más”, afirma Murillo.
Por su parte, Neira señala que el problema es la cadena de la comercialización. “El productor es el que menos se beneficia. El que lo hace (beneficiarse) es el acopiador, el comercializador. Tiene que haber una mayor regulación en el mercado porque muchas de las cadenas de distribución son oligo o monopolio”, continúa.
En las últimas semanas la cebolla y la papa incrementaron considerablemente sus precios por supuesta baja en la producción, pero los agricultores demostraron que esa no era la falla, sino que había manipulación en el eslabón comercial. En la cebolla, por ejemplo, las pruebas de los productores bastaron para que el gobierno rechazara la solicitud de importación de los comerciantes.
¿Canasta ideal o real?
La propuesta que hacen los economistas es que se replanteen los parámetros para definir la canasta básica.
“Establecer una canasta diferenciada según el área de residencia (urbano o rural). Los requerimientos de energía para una persona en el área urbana difieren de los requerimientos de una persona que reside en el área rural, así como la disponibilidad y el consumo de alimentos puede diferir entre ambas áreas. En la región, la mayoría de los países tienen definida una cesta de alimentos ajustada por área de residencia”, apunta Carlos Toruño, economista de Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
Para determinar la canasta es indispensable que se tome en cuenta el nivel de vida, ingresos de la población para la que está diseñada, “debe ser una canasta básica real, no ideal”, insiste Neira.
En ello coincide el Documento de Trabajo Canasta Básica de Nicaragua: Definición y Metodología 2013, del Banco Central de Nicaragua, que señala que la canasta básica alimentaria no toma en cuenta las más recientes estructuras de la población.
“A medida que la población se vuelve más adulta, la persona representativa requerirá de una mayor cantidad de kilocalorías ya que la mayor cantidad de la población tendrá un mayor nivel de actividad física. Esto hace necesario que se actualice la estructura poblacional para derivar el número de kilocalorías de la canasta”, señala el documento.
La última canasta se calculó con los datos del censo de 1995, los que muestran ser diferentes a los del 2005. Hasta la fecha no se ha realizado un nuevo censo. Según información del Banco Mundial, el próximo censo poblacional se realizará en 2018, para lo cual esa entidad bancaria aportará 8.9 millones de dólares, según informó a LA PRENSA en febrero.
Canasta básica en enero
12,714.9 córdobas fue el precio de la canasta básica urbana de 53 productos en enero de 2017, según el Banco Central de Nicaragua.
8,396.3 córdobas fue el precio solo de la división de alimentos, que está compuesto por 23 productos. Representa el 66 por ciento del total de la canasta.
2,779.7 córdobas cuestan los productos y servicios para el hogar, tales como: jabón, detergente, pasta dental, fósforos, escoba, papel higiénico, alquiler, gas butano, luz eléctrica, agua, transporte, entre otros.
1,538.9 córdobas del total del precio de la canasta básica es destinado para la división de vestuario y calzado.
Segunda preocupación
El precio de la canasta básica representa la segunda preocupación más importante para la población. Según una encuesta realizada por M&R Consultores en septiembre de 2016, el 27.2 por ciento de las personas señalaron esa preocupación, solo superada por el desempleo, que alcanzó el 36.7 por ciento de las menciones. Esto se ha repetido en los últimos años en distintas encuestas y estudios.