Se espera que para 2017 la demanda mundial de carnes continúe subiendo y aunque se prevé un crecimiento de la producción, no se llegaría a cubrirla. Esa es una buena noticia para países como Uruguay, que apuesta a la diferenciación de su producción, buscando valorizarla, porque juega el partido de la calidad y no el del volumen.

Tras haber participado en una reciente reunión de una consultora especializada en el área cárnica de la que el Instituto Nacional de Carnes (INAC) forma parte, Ruy Fernando Gil, gerente general del INAC y vicepresidente de la Oficina Permanente de la Carne (OPIC), dijo que también “se espera que los precios se mantengan en niveles similares a los de 2016 o que la competencia los haga variar”.

Gil sostuvo que “hay muchas incertidumbres para 2017”, porque entre otras cosas, “los efectos económicos en los mercados determinarán un grado de competencia mayor a los que tendrían en condiciones más estables”.

Los mercados que más crecerían en cuanto a demanda, según prevé la consultora, serán China, algunos del sudeste asiático y cada vez cobran mayor importancia algunos países de Medio Oriente y norte de África. Los asiáticos y los países emergentes -caso de los del norte de África- se vuelcan cada vez más a la proteína de origen animal en la medida que sus economías van mejorando y los consumidores tienen mayor poder adquisitivo. “No será Uruguay quien abastecerá a esos países emergentes, pero lo hará Brasil e India con su carne de búfalo”, admitió el gerente general de INAC. Lo importante es que el mercado se segmenta y a productores de elite como Uruguay “les ofrece la oportunidad de trabajar nichos buscando un valor agregado”.

Los grandes motores de la demanda siguen siendo “el crecimiento de la población, el aumento de los ingresos, la urbanización, las funciones nutricionales de la carne, la disponibilidad de los distintos minoristas del producto que se adecuen a los estilos de vida de los mercados y el aumento de la coordinación de las cadenas comerciales”, explicó Gil.

La realidad es que, en muchas partes del mundo el proceso de producción, procesamiento y hasta mercadeó está en manos de una sola firma, que están dejando afuera las empresas más pequeñas que no logran llegar a una escala de relacionamiento, admitió el vicepresidente de OPIC.

Gil aseguró que se visualiza “un contexto político incierto a nivel internacional, porque nadie sabe las decisiones que tomará Estados Unidos en 2017 y cuál será el comportamiento de los demás países de la UE. El año que viene es un año de muchas dudas”.

Va quedando atrás 2016, que fue un año de fuerte competencia entre los abastecedores y sobre todo, esa competencia fue liderada por la producción y comercialización de cerdo y pollo, pero seguramente afectó a la carne vacuna y ovina.

“En 2016 China fue determinante, incrementando su participación en las importaciones, excepto en carne ovina”, reconoció Gil. En este rubro, China tiene una política de auto abastecimiento y está logrando tener más producción en función de lo que necesita. Eso hace que sea menos dependiente de las exportaciones.

El vicepresidente de OPIC recordó que “los países asiáticos continúan siendo los de mayor crecimiento del PIB y tienen mejor poder de compra. En 2016 se asistió a un fortalecimiento del dólar y cuando se proyecta a 2017 también está la incertidumbre de que ese fortalecimiento pueda tener un freno” con los cambios que se están dando en el mundo. Hay mucha incertidumbre en cuanto a las políticas de los países.

Fuente: El Pais Rural