24/09/2016
Para satisfacer la ascendente demanda de alimentos generada por el crecimiento de la población —que en 2050 se calcula alcanzará nueve mil millones de personas— no basta con elevar en sesenta por ciento su producción, también deben reducirse las pérdidas poscosecha.
Se estima que actualmente la tercera parte de la producción mundial de alimentos se desperdicia, lo que genera pérdidas por unos setecientos mil millones de dólares anuales en lo países en desarrollo.
“Las pérdidas de alimentos se originan principalmente en el mal manejo del producto en campo —selección de la variedad incorrecta, semilla de mala calidad, mal riego y fertilización— y en la inadecuada manipulación poscosecha (mala selección y secado del producto, transporte y empaque inadecuados, y malas condiciones de almacenamiento)”, explicó Kurt Manrique, especialista en Innovación del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Recientemente el IICA realizó el foro técnico Disminución de las pérdidas y desperdicio de alimentos: Nociones básicas para el manejo poscosecha, que fue transmitido a todos los países del hemisferio.
Entre las acciones propuestas para reducir las pérdidas por cosecha figuran: la identificación de puntos críticos y malos manejos en la cadena del productor al consumidor, la creación de conciencia y difusión de buenas prácticas para la manipulación de los productos entre productores y comercializadores, la unificación de criterios de clasificación entre productores y comercializadores, mejoramiento de las condiciones del transporte y almacenamiento de los productos y la facilitación y desarrollo de cadenas inclusivas.
Según Salvador Fernández, director de Cooperación Técnica del IICA, en este contexto de “desperdicio” adquieren particular relevancia los bancos de alimentos. Actualmente, existen 15 bancos de ellos en América Latina y solo en 2015 rescataron y distribuyeron 195 millones de kilos de alimentos a más de 12,700 organizaciones.
Para Marita Guzmán, gerente general del Banco de Alimentos del Perú, la labor de estos, además de contribuir a aliviar el hambre y mejorar la nutrición de los beneficiarios, promueve el cuidado del medioambiente y reduce el desperdicio de alimentos.
Fuente: La Prensa