La semolina —un subproducto que se obtiene del arroz granza y que por años la industria ha vendido a productores para alimentar a los animales— ahora no solo se está perfilando como un nuevo producto estrella que pronto se incorporará a la cesta exportadora, sino que también colocará a Nicaragua en las grandes ligas de los aceites finos en el mundo, donde generalmente compiten el aceite de oliva, el de ajonjolí y el de canola.

Desde inicios de este año inversionistas daneses y locales están acelerando el proceso de extracción de aceite de la semolina y trabajan para convertir este subproducto del arroz en un alimento más digerible no solo para los animales sino también para el consumo humano, todo esto con la mirada puesta en los mercados internacionales.

Esta innovación en la industria del arroz en Nicaragua surgió en mayo de 2012, tras una convocatoria del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que buscaba premiar las ideas de negocios enfocadas en las producción de energías renovables en el hemisferio.

La propuesta original era producir biodiesel a base de arroz, pero en el proceso de maduración del proyecto Latin Oil —que impulsa esta innovación— se inclinó por la extracción de aceite de arroz, la producción de semolina estabilizada, así como parafina, utilizada en la industria de la estética y la medicina en el mundo. También el mineral llamado FFA o ácidos grasos libres, empleado, por ejemplo, para concentrados de aves.

Con la instalación de una planta procesadora de semolina en Tipitapa, con una inversión de un millón de dólares, Nicaragua se convirtió en la primera economía en Centroamérica que produce aceite de arroz y la segunda en América Latina, después de Brasil. Este tipo de industria también está presente en Estados Unidos, pero sobre todo en Asia, los mercados hacia donde apunta Nicaragua.

“Es un aceite muy apetecible, muy sano y definitivamente si se logra estabilizar la producción de aceite de este producto será de beneficio para el país, porque según entendí, quieren utilizarlo gran parte para la exportación y todo lo que quede (de la semolina) se puede seguir utilizando para la producción de concentrados”, valoró Fernando Mansell, vicepresidente de la Asociación Nicaragüense de Procesadores de Arroz (ProArroz).

Ole Gregersen, gerente general de Latin Oil, señala que Nicaragua tiene un alto potencial para incrementar la producción de nuevos derivados del arroz, tomando en cuenta que es un sector productivo en crecimiento.

En promedio Nicaragua produce en cada cosecha unos nueve millones de quintales de arroz en granza y por cada quintal un veinte por ciento al menos es semolina, que generalmente se vende a productores para que lo usen como concentrado para sus animales.

El precio es bastante inestable dado a los periodos variables de producción de arroz en el país.

Las técnicas innovadoras

¿Cómo es el proceso de extracción del aceite de arroz?, ¿cómo se obtiene la semolina estabilizada y cuál es su uso?, ¿cuánto se está produciendo?, ¿cuáles son las metas?, ¿qué ganan los trillos y productores con esta innovación?

Actualmente en la planta de Latin Oil hay una capacidad de procesamiento diario de 700 quintales de semolina fresca, de donde se extrae unos 5,000 litros de aceite y se obtiene unos 640 quintales de semolina estabilizada, así como 125 kilogramos de parafina y 510 kilogramos de FFA.

Gregersen explica que una vez trillado el arroz, generalmente la semolina en su estado natural tiene un grado de rancidez del ocho por ciento, una vez extraída también del ocho por ciento y a partir de ahí este aumenta un cinco por ciento por día. “La semolina es la capa vegetal del grano de arroz, la que contiene proteínas, minerales y el aceite.

Es decir que todo lo bueno que tiene el arroz está en la semolina”, explica Gregersen.

El proceso rápido de rancidez en la semolina se “convierte en un dolor de cabeza para los trillos”, por lo que deben venderla a la brevedad posible y por tanto no es almacenaje.

Es por esta razón que Gregersen sostiene que la planta debe recibir su materia prima en no más de 24 horas después de extraído del arroz para ser sometido a temperaturas de más de ochenta grados centígrados, para eliminar bacterias y todo tipo de hongos.

Al ser sometido a altas temperaturas, se logra neutralizar el proceso de rancidez o acidificación y luego se envía a otra planta para separar la semolina estabilizada y el aceite crudo. Este último representa el 15 por ciento por cada quintal procesado.

Del aceite crudo se obtiene el aceite refinado y biodiesel, así como la parafina y el FFA.

La semolina estabilizada es utilizada como alimento balanceado, así como ingrediente para la elaboración de pan integral, galletas, cereales y granola, etcétera.

Y cuando esta es incorporada a la alimentación de las aves, por ejemplo, el animal ganará 16 por ciento más de peso de lo que obtendría si consumiera la semolina en su estado natural, explica Gregersen.

ESTABILIZARÍA PRECIO

Gregersen explica que con el control que se logra del proceso de rancidez en la semolina ahora los productores o los mismos trillos pueden almacenarla hasta por un año. Esto vendría a estabilizar el precio de la misma, debido a que generalmente baja en la época pico de la salida de la cosecha de arroz.

En época de producción alta, los trillos en manos de pequeños productores de arroz prácticamente deben vender la “semolina a precios regalados” por la sobreoferta en el mercado.

Según Mansell, puesto en plantel el quintal de semolina se paga cada año en un rango de entre 400 y 450 córdobas, pero en el periodo de cosecha suele bajar. Debido a que la semolina en su estado natural suele atraer insectos, las industrias acostumbran almacenarla como máximo 15 días.

Las industrias más grandes del país trillan todo el año, pero los pequeños —que son mayoría— solo lo hacen una vez y son los que más salen afectados en época de sobreoferta de semolina en el mercado nacional.

La época de mayor producción se da en noviembre y diciembre cuando se junta el arroz de secano y el de riego, y luego en los meses de marzo, abril y mayo.

Actualmente en esta planta se está captando el veinte por ciento de la producción nacional de semolina, pero la meta a mediano plazo es ampliar esa cobertura a un cincuenta por ciento una vez que se esté procesando a máxima capacidad.

Lo que se está procesando se está dejando momentáneamente en el mercado local, pero se espera que se hagan las primeras exportaciones una vez que se concrete el negocio con los trillos que operan a nivel nacional.

LA APUESTA POR EL VALOR AGREGADO

Álvaro Porta, inversionista local en Latin Oil, explica que esta inversión es un logro para la industria de arroz, pero sobre todo para Nicaragua, que tiene años de estar luchando por darle mayor valor agregado a su producción exportable.

“La semolina estabilizada es exportable y el aceite de arroz es exportable. Con ello tenés valor agregado, tenés el aumento de las exportaciones y tenés estabilidad de precio entre los productores”, afirma.

Tal es el mercado del aceite de arroz en Asia que, según Porta, en la India como política pública se promueve el consumo de este aceite por encima de los otros. “Lo llaman el aceite del corazón, porque para las enfermedades cardíacas es el mejor aceite”, resalta.

Asia es el gran productor como región de aceite de arroz, pero a su vez su gran consumidor.

Mercado justo

Álvaro Porta, inversionista local en Latin Oil, explicó que entre los planes está diseñar un plan de precio justo para los pequeños trillos, que premiaría la calidad de la semolina fresca.

Porta indica que la idea es que el beneficio que generarían las exportaciones de los nuevos derivados del arroz impacte positivamente a los pequeños productores.

“El proyecto de comercio justo es dar un premio al pequeño productor o trillo, es decir que si vos sos pequeño te pagamos más, lo que sería un esfuerzo grande para apoyar a los pequeños”, afirma.

El IV Censo Agropecuario contabiliza 24,400 productores de arroz de riego y secano, principalmente de este último: hay un total de 23,578 productores.

Con la compra de la semolina y la mejora de precio para los trillos, Porta considera que eventualmente deberá llegar a los productores mejores precios, precisamente ahora se obtendrá mayores ingresos.

Además señaló que por ejemplo la semolina estabilizada ya no solo se podrá vender en las zonas aledañas a los trillos, sino que también se podrá llevar a productores de todo el país. “Acá ya hay una ventaja económica para los pequeños trillos”, indica.

Producir biodiesel

Ole Gregersen, gerente general de Latin Oil, explicó que entre las metas está también la producción de biodiesel, pero que por ahora están esperando que la regulación nacional permita su producción a base de arroz, tomando en cuenta que esta se extraería de la semolina y que es amigable con el medioambiente. La meta es a corto plazo producir este combustible también enfocado en los mercados internacionales.

Fuente: La Prensa